Los Valles
00:26 16/08/2013
Fue el que siguió los pasos de la familia Montecino.
Se mostró con temor y reticente a las preguntas.
Notas Asociadas
NEUQUÉN (AC/AN).- El expolicía que investigó a la familia Montecino declaró ayer en el juicio pero estuvo reticente y olvidadizo. El ambiente se puso tenso y los abogados defensores insistieron en conocer sus vínculos con el narcotráfico. Hubo objeciones, discusiones con el tribunal y hasta advertencias de futuras casaciones. Otros policías dieron detalles de las escuchas telefónicas y de los allanamientos que terminaron con el secuestro de casi 200 kilos de droga, en septiembre del 2011.
El excabo Johnatan Gómez fue la primera persona que declaró en la apertura de la etapa testimonial del juicio. Su situación es complicada porque está involucrado en otra causa por narcotráfico y porque la semana pasada fue acusado por Cecilia Soto, la única imputada que habló en la indagatoria. La mujer, que era el contacto de Héctor Montecino en Centenario, aseguró que consumía droga y que compraba en cantidades considerables para "abaratar costos".
Soto ya fue sometida a un juicio por tráfico de drogas y en ese proceso la condenaron a cinco años de prisión. "Yo le compraba a Gómez y cuando estuve en el juicio lo vi y descubrí que era policía", lo acusó el martes pasado.
Ayer, Gómez se mostró temeroso y ninguna de sus respuestas evidenciaron sus diez años de experiencia dentro de la Policía. Dijo que no tenía presente la investigación, que no se acordaba y que no había podido obtener conclusiones de las tareas de observación.
La postura del expolicía inquietó a los tres abogados de la defensa que ahora cuestionan la solidez de la denominada causa "Nacimiento". Gómez firmó el primer documento con el que se inicia la investigación. Se trata de un acta de procedimiento realizada en la casa de Miguel Ángel Nacimiento y de su pareja Edith Montecino, que no es familiar de Héctor. El matrimonio vive en la calle Lamarque de Centenario y hasta esa dirección llegó Héctor y entonces las pesquisas se orientaron hacia la familia Montecino de Cipolletti.
Gómez aseguró que vio "pasamanos" (es una conducta compatible con la compraventa de drogas) en la casa de Nacimiento pero los tres abogados quisieron conocer un poco más. Primero le pidieron explicaciones sobre su exoneración dentro de la Policía neuquina y eso sumó tensión a la audiencia. Los defensores cuestionaron, el tribunal resolvió y el fiscal objetó una y otra vez.
Los mismo ocurrió cuando Gómez fue consultado por Cecilia Soto. El hombre negó los vínculos con la imputada y el abogado Gustavo Olivera solicitó un careo, pero esa medida de prueba no fue admitida por los camaristas.
El segundo testigo fue Carlos López Koller, también integrante de la división Toxicomanía de la Policía de Neuquén. El cabo estuvo encargado de las escuchas telefónicas, del análisis de los mensajes y del entrecruzamiento de llamadas. Se intervinieron más de 50 líneas -explicó- y a través de esas comunicaciones determinaron los vínculos de Héctor Montecino con el resto de los imputados.
"Primero escuchamos a Nacimiento y a su señora y después apareció Héctor y por medio de las observaciones pudimos corroborar que se visitaban. Al principio las charlas eran codificadas, aunque luego se abrió el abanico de los colaboradores", aseguró. López Koller describió roles: Olga Jorquera acopiaba la cocaína, Jessica Montecino preparaba y pesaba y Ruth Montecino le daba instrucciones a Fernando Soto. Además mencionó al "flaquito" y al "mendu", dos colaboradores de Montecino que nunca pudieron ser identificados.
El policía dijo que sus compañeros observaron el auto de Jorge Seguel, un polo negro tuneado "muy fácil de identificar", y que lo persiguieron hasta la chacra del paraje La Mayorina, donde luego hallaron parte de la droga. Allí estaba Segundo Belmar Castro, que era el encargado del establecimiento. "Le decían Polo, eso surge de las escuchas y mensajes", aseguró López Koller. Finalmente, con la excusa de buscar trabajo, el cabo se entrevistó con Belmar Castro en la chacra y obtuvo información que después se incorporó a la causa.
La misma estrategia se utilizó con Héctor. "Buscamos sus números en el diario y lo visitamos con el pretexto de comprarle un auto", dijo.
El abogado Juan Luis Vincenty indagó sobre la legalidad del procedimiento y le consultó al cabo si habían actuado con la autorización de la Justicia Federal. Esa situación se repitió con el tercer testigo, Rubén Rodríguez, que impartía órdenes a los suboficiales. El hombre, que tiene el cargo de subinspector y hace nueve años trabaja como policía en Neuquén, aseguró que las autorizaciones de la Justicia Federal se habían emitido 15 días antes de iniciadas las pesquisas.
Aníbal Garrido, otro policía que es oficial subinspector, dio detalles de una denuncia anónima: "El Nico (en alusión a Fabián Nicolás Reyes) vende cocaína y marihuana", le dijeron telefónicamente. Antes de dar por concluida la audiencia declararon dos testigos de actuación que presenciaron los procedimientos del 23 de septiembre de 2011.