Allegados y familiares de la joven atropellada repintaron la estrella amarilla en su memoria.
Neuquén > Un día como ayer, pero hace un año, Micaela Barra se despidió de su madre con un abrazo y partió a rendir un parcial de Álgebra, en la Universidad Nacional del Comahue. Su mamá le deseó mucha suerte. La joven, de 18 años, estrenaba zapatillas nuevas y vestía un buzo. Con sus apuntes en una mochila, preparó el equipo de mate y salió temprano a tomar el colectivo Expreso Colonia.
Lo tomó en una parada de Centenario, de la calle Honduras. Iba nerviosa, pero contenta. Camino a la ciudad de Neuquén subió al muro de su Facebook “Álgebra, ten piedad de vosotros”. Lo comentó a las 8.12 del 25 de septiembre de 2012, y fueron sus últimas palabras. Minutos después se bajó del micro.
En la garita que ya no existe sobre la Ruta 7, a metros de la rotonda de Doctor Ramón, se encontró con sus amigos y compañeros, Franco, Diego y Sebastián. Se juntaban para repasar los contenidos de la materia que rendían a las 13 de ese día en la facultad de Ingeniería Química. Con ellos comenzó a cruzar la ruta por la senda peatonal.
Sus dos amigos pudieron pasar. Ella no. Un camión que venía de General Pico, La Pampa, la embistió y la mató. El rodado apareció de golpe, por el carril interno de la ruta. Otros vehículos, en cambio, habían frenado su marcha por la vía externa para ceder el paso a los peatones.
"Me la sacó de las manos"
Franco, uno de sus amigos, se dio cuenta y quiso agarrarla de la mochila. Pero el vehículo se la llevó. “Me la sacó de las manos”, es lo que suele decir. El joven, a quien llaman Coco, estuvo ayer presente en el punto exacto donde su amiga perdió la vida, para recordarla a un año de su muerte.
En la senda peatonal de la ruta, a pocos metros de la rotonda de Doctor Ramón, estuvo la madre de la víctima, Cristina Retamal, junto a familiares, amigos y referentes de la Asociación Estrellas Amarillas.
Se reunieron a las 8.30 de ayer, y una bandera que mostró el rostro de las víctimas en accidentes de tránsito cruzó la ruta de lado a lado. Juntos recordaron a Micaela y volvieron a pintar la estrella amarilla en su memoria, desgastada ya por el paso constante de los vehículos sobre la calzada.
Sus hermanos de 3 y 12 años, y una prima de la joven la pintaron. Otras manos también participaron, y así, la estrella de Micaela que lleva su nombre, volvió a encenderse sobre el asfalto.
“Hoy se cumple un año de la tragedia, y la recordamos con mucho dolor”, dijo su madre Cristina. “Ya nada es lo mismo, se me fue una parte de mi vida. Sigo porque tengo dos hijos más, por ellos sigo. Tienen 3 y 12 años y me preguntan por ella. El más chiquito me dice ‘¿por qué se llevaron a Tita?’”, agregó la mujer.