Protegernos del sol
Es fundamental no exponerse al sol entre las 10 y las 16 horas. Durante el resto de la jornada, utilizar cremas protectoras; gorras o pañuelos para resguardar cabeza, ojos y orejas; y ropa clara y fresca.
Recordar que hay que cuidarse de la radiación solar durante todo el año, ya que los rayos ultravioletas también nos afectan en los días nublados y de poca luminosidad. Así como tener presente que en la nieve, el agua y la arena, los rayos solares se reflejan, por lo que es imprescindible contar con la protección adecuada.
En cuanto a las cremas protectoras, desde la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), recomiendan aplicar las cremas 30 minutos antes de exponerse al sol y renovar la aplicación del producto para mantener su efectividad, luego de dos horas de exposición continua al sol, nadar, secarse con toalla después de practicar deportes o al salir del agua, hacer ejercicios físicos y transpirar en exceso.
Evitar la deshidratación
Consumir abundante agua fresca e incluir una botella con agua en cada salida y/o actividad al aire libre, son claves para esta época del año. Además, evitar consumir bebidas alcohólicas o con cafeína (gaseosas, té, café), dado a que dificultan la eliminación de líquidos.
También es saludable ingerir alimentos frescos como frutas y verduras; y para los bebés, es muy favorable aumentar la frecuencia de la lactancia materna.
Reconocer un golpe de calor
Tanto la temperatura corporal elevada, como la aceleración del pulso, el dolor de cabeza, la piel enrojecida, caliente y seca (sin sudor), y los mareos y nauseas, son signos que pueden indicar un golpe de calor.
Por lo que al observar alguno de estos síntomas se debe solicitar ayuda médica inmediata e implementar las siguientes acciones: llevar al afectado a un lugar fresco y a la sombra, y comenzar a enfriarle el cuerpo con agua para bajar la temperatura.
Diversión y esparcimiento
No olvidar que las actividades acuáticas -en piletas de lona, piscinas, canales, ríos y lagos- pueden representar una fuente de peligro y causa de lesiones graves y ahogamientos.
Por ese motivo se recomienda a padres y adultos, tener especial cuidado con los niños y supervisarlos, incluso en piletas de plástico o lona, fuentones y tachos, con escasos centímetros de agua.
Por otro lado, recordar que en ríos y lagos hay lugares especialmente habilitados como balnearios, así como áreas para desplazarse con embarcaciones (en las cuales se recomiendan el uso de salvavidas y su acarreo según corresponda). Mientras que en las piletas públicas y complejos recreativos con piscinas, se debe contar con un cerco perimetral con puerta de cerrado automático.
Es necesario que los bañistas -antes de zambullirse- verifiquen la profundidad del espejo de agua, como así también que no haya objetos o personas con las que se pueda colisionar. Además, se debe tener precaución con vidrios, botellas o alambres que se pueden encontrar en el agua o en los alrededores, y que podrían causar cortes y heridas.
Nuevamente se aconseja evitar el consumo de alcohol y las comidas copiosas antes de ingresar al agua, para evitar calambres y estar atento a acciones riesgosas.
Ante la presencia de una persona que se está ahogando en aguas profundas o turbulentas, no se debe intentar un rescate si no se está entrenado para ello. Por lo que corresponde avisar al socorrista o buscar el apoyo de personas calificadas.
Para activar el sistema de emergencias médicas, en caso de necesidad, se deben comunicar al número teléfono gratuito 107 y reportar la situación.
Fuente: Equipo de Comunicación - Ministerio de Salud