Casi se triplicó la cantidad de equipos de perforación petrolera en cinco años

El promedio de plataformas en operación en 2009 fue de 54, mientras que en lo que va de este año la cifra es

de 125. En ese lapso, YPF pasó de 19 equipos operativos a 70, la mitad de los cuales incorporó después de 2012.

Leandro Renou
Casi se triplicó la cantidad de equipos de perforación petrolera en cinco años
Esta semana se conocieron datos de un informe elaborado por la empresa de servicios petroleros Baker Hughes que aseguran que más allá de los vaivenes en la negociación argentina con los fondos buitre, el petróleo argentino ha logrado mantenerse llamativamente al margen de potenciales efectos negativos. Bajo el título "Argentina enjoys oil drilling boom" (Agentina disfruta de un boom de perforaciones petroleras), un artículo de la agencia de noticias Reuters habla de que en junio último trabajó en todo el país un promedio de 107 equipos de perforación, "el número más alto desde el último récord" en los inicios del año 1982. Y "más del doble de la cifra que había a comienzos de 2012".

Los números de Baker Hughes, con algunas diferencias, se asemejan a los que hoy maneja el mercado petrolero nacional. De hecho, un informe de las diez empresas líderes de la actividad a nivel local en base a cifras de la Secretaría de Energía nacional al que accedió Tiempo Argentino, confirma que desde el momento en que empezaron a mostrar potencial cierto los yacimientos de hidrocarburos no convencionales, sobre todo Vaca Muerta, la cantidad de equipos de perforación creció exponencialmente.
Según la información del mercado local, en concreto, entre 2008 y 2014, el país pasó de contar con sólo 54 equipos, a los actuales 124; contabilizando máquinas que perforan en búsqueda de hidrocarburos convencionales y no convencionales. En todos los casos, por envergadura, YPF tiene la mayor cantidad de equipos en actividad, y a la vez mostró los aumentos más relevantes en cantidad de equipos, con altibajos según se trate del período Estado-Eskenazi-Repsol o Estado y accionistas-post Repsol. El segundo puntal del suceso de incorporación de maquinarias fue Pan American Energy (PAE), la firma de la familia Bulgheroni.
En orden cronológico y siempre según el informe privado sobre datos oficiales, en julio de 2008 YPF contaba con 19 equipos; seguido de cerca por Pan American Energy (PAE), la segunda grande del país en exploración, sobre todo, de gas. Para esa época, Sinopec aportaba 10 equipos; Pluspetrol 6; Petrobras 6; Apache 6; Total Austral 2; Chevron 1; Tecpetrol 4, y otras empresas menores, nueve. A nivel país, el total llegaba a 76 equipos. Pero en 2009, en parte por los daños colaterales de la crisis financiera derivada de las hipotecas impagas en Estados Unidos, los números cayeron en forma importante y el país en su conjunto pasó a tener un total de 54 máquinas en julio del 2009.
Los años 2010 y 2011 fueron para la actividad una especie de meseta: hubo un alza de los equipos totales del país a 88 en julio, cifra que se mantuvo estable en ambos años en los que en algunos meses hubo picos superiores a los 90. En 2008, la familia Eskenazi formalizó su ingreso a YPF vía compra del 15% de la compañía a la española Repsol. Si bien desde el Estado se esperó una mejora en la producción con la nueva sociedad, el nivel de inversiones fue bajo, se profundizó el déficit en las reservas nacionales, cayó la producción y el país debió importar energéticos por cifras millonarias.
Según los datos del sector, recién en 2012 la cantidad de equipos pegó un salto significativo, coincidiendo con la superación de la crisis internacional, los primeros datos fuertes del potencial de Vaca Muerta y el replanteamiento del esquema de YPF vía expropiación del 51% de las acciones de Repsol. De hecho, en 2010 YPF tenía 39 equipos, en 2011 bajó a 35 y en julio de 2012 –meses después de que el Estado recobrara el manejo mayoritario de la compañía– creció la cantidad de equipos levemente a 37. Pero en ese período, el sector seguía resentido y el total de equipos nacional cayó a 84.
En tanto, el resto de las petroleras no crecían pero tampoco caían en número de equipos perforadores. Cabe aclarar que el señalamiento de la priorización de las cifras de YPF responde a que la compañía es la que mayor injerencia tiene sobre el total de equipos.
En 2013, el primer año donde la gestión del nuevo presidente de YPF, Miguel Galuccio, tenía presión para dar un resultado concreto al cambio social en la firma, las cifras crecieron de la mano del anuncio del Plan Quinquenal de la compañía. Así, el total nacional pasó de 84 en julio de 2012 a 104 en julio de 2013. YPF pasó de 37 a 59 equipos. Y PAE de 11 a 14. El resto, sin cambios. Luego, en 2014, según las cifras oficiales, a junio de este año la cantidad de equipos totales ascendió a 124: en el detalle, YPF pasó de 58 a 70; y PAE de 13 a 16, siendo las únicas dos firmas que han movido el amperímetro.
Un dato de contexto relevante es que el salto más grande en la cantidad global de equipos y en la individual por empresa se dio, paradójicamente, desde 2012 a la fecha. En el período, el país afrontó una economía con menos dinamismo; procedió a desprenderse de Repsol en forma definitiva y cerró el capítulo de la deuda con organismos multilaterales como el Club de París. En el caso de YPF, cerró el contrato con Chevron, con Dow, adquirió los activos de Apache y firmó memorandos de entendimiento con empresas de dimensión global del sector petrolero. Inclusive, la apertura del abanico de negociaciones con Rusia y China por Vaca Muerta empezó a inquietar a inversores estadounidenses interesados en participar (ver aparte). La meta final de la empresa es lograr, hacia el 2017 y con una inversión de U$S 37.200 millones, elevar un 32% la producción de petróleo y un 37% la de gasoil y naftas.
Esta situación de flotación de la actividad de los hidrocarburos justo cuando otras industrias caen, tiene dos justificaciones: en primer lugar, las inversiones petroleras siempre son inversiones sin aversión al riesgo; y, en segundo término, el potencial del recurso hidrocarburífero argentino es real. Y, por ahora, sólo hay recurso shale disponible en Vaca Muerta y un futuro promisorio para el área D-129, en la provincia de Chubut. En este escenario, la proliferación de equipos se relaciona a la necesidad de Argentina de revertir la caída en la producción y el déficit energético.  «
 
Giorgi prevé fuertes inversiones
 
La ministra de Industria, Débora Giorgi, estimó ayer que hasta 2017, en Argentina habrá inversiones por 28 mil millones de dólares en exploración y producción de hidrocarburos. La ministra indicó además que, a ese monto, se suma el destinado para refinación, transporte y GNL, de otros 9000 millones de dólares, de las cuales se destacan las inversiones de Tasarelli, Medanito y Petreven, entre otras.
"El mandato de nuestra presidenta es alcanzar el autoabastecimiento energético", sostuvo Giorgi, y añadió que "el puntapié inicial fue la recuperación de YPF, poniendo al servicio de todos los argentinos nuestros recursos naturales y no convencionales".
Una de las más importantes inversiones en el sector es la de Drillmec (empresa constructora de equipos e integrante del Grupo Trevi), que firmó un convenio con la firma mendocina Consulpet, para comenzar a fabricar en la Argentina las primeras maquinarias de perforación HH220, con tecnología de punta, con una participación nacional del 25% y una proyección de alcanzar un 40% de piezas locales para 2015.
Por su parte, el grupo Medanito planea invertir alrededor de 100 millones de dólares a lo largo de 2014, que se suma a los proyectos por 215 millones de dólares invertidos entre 2010 y 2013.
 
La cifra
 
368 es el porcentaje de crecimiento del parque de equipos de perforación de YPF desde 2008.