Tecnología frutícola con sello norpatagónico

Periodistas del Alto Valle participaron ayer de un encuentro en Villa Regina, para conocer el funcionamiento de la primera plataforma automotriz argentina en serie para poda y cosecha en fruticultura, obtenida por el INTA, la Facultad de Agronomía de la Universidad del Comahue y dos empresas de la Norpatagonia. Esta tecnología permite mejorar la calidad del trabajo y reducir costos operativos, además de aumentar la productividad hasta en un 50 por ciento en algunas labores. Además, representa una forma de agregar valor en origen y es producto del trabajo conjunto entre las instituciones mencionadas, la fábrica de maquinarias Pazima SA, de Villa Regina y el establecimiento frutícola La Deliciosa SA, de Cipolletti, que gestionó el financiamiento para el desarrollo de las primeras cuatro unidades.
La jornada se llevó a cabo en la fábrica Pazima y la Agencia de Extensión Rural Villa Regina del INTA y contó con la presencia de comunicadores de esa ciudad y de las localidades de Allen, General Roca y Cipolletti, la mayoría de ellos especializados en agro. Durante la demostración de la plataforma, los Doctores en Mecanización Agrícola Carlos Magdalena y Alcides Di Prinzio (INTA Alto Valle y Universidad Nacional del Comahue, respectivamente) y los fabricantes Pedro y Gustavo Pazin compartieron con los asistentes el proceso que llevó a la obtención de esta maquinaria y los rendimientos que se han demostrado en las pruebas a campo.

Usos, rendimientos y características técnicas de la plataforma
La primera plataforma automotriz nacional en serie para fruticultura es una ayuda mecánica diseñada para la poda, cosecha y raleo en el monte frutal, y “con el uso de los primeros prototipos demostró ser versátil para otras labores en altura”, expresaron los fabricantes. Entre otras ventajas, reemplaza la forma tradicional de cosecha en los valles de la región, que se efectúa con altas y pesadas escaleras de hasta 30 kilogramos, tarea que presenta múltiples riesgos para la seguridad de los trabajadores y requiere de mano de obra con un importante estado atlético. Estudios locales demostraron que para cosechar una hectárea se realizan de 1.750 a 2.500 movimientos de la escalera: se sube o baja de 6.250 a 12.500 veces y se caminan desde 45 a 130 kilómetros.
Como contrapropuesta a este esquema, con la plataforma los riesgos se reducen notablemente y se mejora la calidad del trabajo, porque los operarios están de pie sobre una superficie que se desplaza por sí misma, lo que les brinda comodidad, estabilidad, reducción de fatiga y libertad de movimientos. “Esto redunda en una mayor regularidad en la jornada y un aumento de hasta el 50 por ciento en la productividad en algunas labores como la poda y el raleo, dependiendo del manejo y la logística de cada establecimiento”, manifestó Carlos Magdalena. Por otra parte, se han comprobado mejoras en la calidad de la poda y la cosecha, y mediante el uso de esta ayuda mecánica se reduce el daño por golpes en la recolección de las variedades más sensibles de manzana y pera.
“Además- agregó el representante del INTA- ante la tendencia mundial de escasez de mano de obra para las tareas manuales en fruticultura, la plataforma amplía la base laboral a otras personas que antes no estaban preparadas para las exigencias físicas del trabajo con escaleras, como las mujeres”.
Como detalles técnicos a destacar, la plataforma es móvil, por lo cual no necesita de un tractor para moverse. Consta de un sistema de dos niveles, a uno y a dos metros del suelo, donde se pueden ubicar desde cuatro hasta ocho operarios. Según Di Prinzio, “la máquina lograda es ‘amigable’ con el cultivo, de bajo nivel de ruido y vibración, sencilla pero a la vez compleja en su diseño”. Actualmente se están desarrollando diez equipos para comercializar en establecimientos frutícolas del Alto Valle.
Agregado de valor en origen
“En una región como el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, número uno en la exportación de peras a nivel mundial y con un lugar también destacado en la producción y comercialización de distintas variedades de manzanas, se impone trascender la producción primaria y avanzar en el agregado de valor en origen, en proveer de bienes y servicios locales y elevar la calidad del trabajo”, expresó Carlos Magdalena. “En este sentido, no tener que importar una máquina de afuera porque pudimos generar un desarrollo concreto, con capital y capacidades locales, nos llena de orgullo, porque estamos haciendo nuestro aporte al agregado de valor en origen”, puntualizó.

Trabajar juntos fue la clave
Tanto los representantes del INTA Alto Valle y de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional del Comahue como los fabricantes de la plataforma se refirieron al mismo tema en forma recurrente: trabajar juntos fue la clave para el logro de los objetivos planteados hace dos años, cuando firmaron un convenio para el desarrollo del primer prototipo de plataforma. La confianza, el saber técnico, el aporte metodológico y la suma de capacidades fueron las fortalezas que cada uno aportó desde su lugar para la consecución del proyecto. “Ese fue el círculo virtuoso que ayudó a hacer esta máquina”, contaron los hermanos Pazin, quienes también destacaron la participación de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Comahue, que efectuó las pruebas de vibración del primer prototipo y sobre la base de sus correcciones se mejoró notablemente el diseño.
Por su parte, Di Prinzio destacó la importancia de que una fábrica local como Pazima haya asumido el riesgo y acompañado a las instituciones en este desarrollo, y que una firma de la zona como el establecimiento frutícola La Deliciosa SA haya confiado en ellos para gestionar un crédito con el fin de adquirir los primeros prototipos.
“Las creaciones en esta época no se hacen solas. Si no hay institucionalidad donde volcar nuestras fortalezas, no hay innovación”, cerró Magdalena. También anticipó que se está trabajando de manera conjunta en la incorporación de tecnologías para la realización de mapas de rendimiento, con el fin de medir la variabilidad de la cosecha en el monte frutal y desarrollar otras herramientas de fruticultura de precisión para la Norpatagonia.