La feria es un éxito de público, pero no de ventas

Si bien se llena, la crisis del consumo también les pega a los artesanos.

La feria de artesanos de Neuquén no escapó a la crisis que atraviesa el consumo en el país. Si bien estuvo colmada desde que se inició el jueves, los visitantes se mostraron austeros y las ventas fueron inferiores a las de ediciones anteriores.
Según manifestaron los responsables de los puestos que ocupan tres cuadras a lo largo de la Avenida Argentina, la gente opta por consultar precios pero compra poco. Esperan que hoy, para el cierre, remonte la situación.
Incluso, explicaron que este año aumentaron el valor de las artesanías, pero con un margen menor a la inflación y a los costos que tienen para instalarse, lo que les achica las ganancias.
La mayoría de los artesanos coincidió en que Neuquén es una buena plaza, algo que quedó demostrado ayer a pesar del frío que reinó durante toda la jornada.
Lo más popular son los mates, cuencos y platos para picada en madera tallada, y joyas en plata con piedras. En los puestos de ropa, sahumerios y juegos didácticos, se observa una menor clientela.
“Este año estuvo flojo en todos lados”, admitió Cristian, quien fabrica carteras, cintos y billeteras en cuero vacuno en su Córdoba natal, para luego recorrer el país vendiendo sus productos.
Precisamente desde La Docta arriban la mayoría de los artesanos que le dan vida a la 24ª edición de este encuentro.
Cristina y Fabrizio son de Mendoza. Realizan adornos en cartapesta hace 15 años y aunque dicen que les está yendo mejor ahora que en el de marzo, admiten que cada vez cuesta más fijar precios. “No aumentamos como deberíamos porque hay que vender”, declararon, y el consenso parece ser general. Según comentaron, todos los puesteros intentan mantener “precios populares”.

Lo que más se vende

Los artículos de joyería son los que mejor se venden. Según el material y los detalles, varían entre los $150 hasta los $20 mil para los más exorbitantes.
Los mates también son muy requeridos y de los que más competencia tienen entre sí. De calabaza, de cerámica y hasta de vidrio, se pueden conseguir entre $200 y $500, dependiendo de las particularidades de cada uno.
“La gente también aprovecha la ocasión ya que muchas cosas se encuentran más barato que en un local”, comentó Sergio.
El pago con tarjeta fue una de las novedades de esta edición. Al menos el 90% de todos los puesteros cuenta con algún sistema de pago electrónico, y aseguraron que la gente los utiliza y los pide mucho, por comodidad y seguridad. “Nadie anda con $5000 o $7000 en el bolsillo”, afirmaron.

Le compraron solo dos prendas

“Estamos desde el jueves y solo vendí dos prendas”, contó Rosana, de Córdoba, quien se dedica a tejer en diversas técnicas desde los 7 años. Una rareza que le ocurrió fue que una mujer se acercó a su puesto y le regaló un telar para que pueda producir.

El amor por los títeres de María Angélica

Entre el clima de música y constante murmullo, María Angélica y sus títeres son una marca registrada de la feria. Con su marido, Gino, llevan alegría a los niños que pasan por su puesto y asegura que “no hay como el amor de la gente”.
María Angélica es neuquina y fabrica sus títeres en goma espuma; Gino se sumó luego creando sus marionetas “por si a ella le pasaba algo”. Tienen sus propios puestos y hacen bailar a sus personajes al son de la música, frente a la decena de gente que se detiene a ver sus presentaciones.
Cuando no entretienen a los neuquinos, viajan por el país de feria en feria. Llevan recorridas 20 provincias y aseguran que el show de marionetas a la gorra es lo que más dinero deja. Gracias a eso y a sus ventas, recientemente pudieron cambiar la camioneta en la que se trasladan.
A pesar de que esta actividad es un medio de vida, la titiritera asegura que lo hace por vocación y “solo quiere llevar amor y ternura” a cada niño que se cruza con ellos en todas las ferias de las que participan.
“Ayer se me acercó una chica, me preguntó mi nombre y me dijo que me venía a ver desde chica y que recordaba esos días como los más lindos de su vida. Y eso es un regalo para mí”, cuenta María Angélica, muy emocionada.