Centenario sufre cortes porque algunos malintencionados cierran las llaves.
El debate por la falta de agua en algunos barrios de Centenario quedó atrapado en una grieta política, en el clima de transición municipal.
El intendente Esteban Cimolai salió a denunciar un boicot en las llaves de distribución del líquido por parte de anónimos, una maniobra que también había señalado la gestión del ex jefe comunal y ahora electo, que asumirá el 10 de diciembre, Javier Bertoldi.
Desde hace una semana que algunos vecinos no tienen agua en la red en los barrios Vista Hermosa, 11 de Octubre y la meseta.
Días atrás, vecinos de Vista Hermosa pararon un colectivo de la empresa Expreso Colonia en reclamo de la vuelta del servicio y hay cruces desde lo político.
Cimolai aseguró ayer que los niveles de almacenamiento en la cisterna de 3 millones de litros, ubicada en la meseta, son normales y que el problema se debe al sabotaje en las llaves de distribución.
Incluso, sostuvo que desde 2016, cuando se inauguró el nexo del acueducto Mari Menuco, ya no son recurrentes los problemas crónicos de falta de suministro y dijo que el problema resulta llamativo.
"En Centenario no faltaba el agua, no había problemas, teníamos buena presión y, de golpe, falta el agua y no estamos con los calores extremos, evidentemente acá hay un boicot", dijo el intendente en declaraciones radiales.
Agregó, además, que hace unos días hubo una denuncia por un intento de sabotear un caño que se desprende del acueducto Mari Menuco, con la intención de llevar el suministro clandestino a un sector de parcelas. Acudió un móvil policial pero las personas -que no fueron identificadas- escaparon.
"Estamos en investigación, podría haber sido un empleado municipal el que haya intervenido en una red porque conocía cómo hacer la maniobra", indicó.
El mecanismo de boicot señalado por Cimolai no es nuevo en la localidad y aparece cada vez que hay un cierre de gobierno o un conflicto particular con los municipales.
Según explicó el intendente, en la localidad hay decenas de llaves de distribución de agua en los barrios y, para equilibrar las presiones, los empleados abren y cierran las válvulas según la demanda de líquido. Las llaves están ubicadas a más de un metro y medio del suelo y se necesita una herramienta especial para manipularlas.