Argentina
juicio "la escuelita iii"
00:11 01/11/2013
Un excomisario retirado contó la organización del atentado contra el juzgado federal, Libracos y el diario "Río Negro". Mencionó como cabecillas a Remus Tetu y Ardanaz.
Notas Asociadas
NEUQUÉN (AN).- "Los de la Triple A iban a hacer la justicia que no podían hacer con las organizaciones legales", dijo ayer el comisario neuquino retirado Antonio Casal, al describir el origen y funcionamiento de esa organización ilegal en Neuquén y Río Negro; con actividades que incluyeron los atentados explosivos al juzgado federal, al diario "Río Negro" y a Libracos.
La tercera audiencia por los crímenes cometidos durante la dictadura se reanudó con la etapa testimonial: se presentaron suboficiales militares y conscriptos que en 1976 prestaron servicio en el destacamento de inteligencia, entre otros.
Casal describió que la organización paramilitar estaba integrada por cabecillas de las diferentes fuerza policiales y del Ejército, era conducida por el ex rector de la UNC y de la Universidad Nacional del Sur, Dionisio Remus Tetu ("era el ideólogo", dijo) y por el jefe de la policía rionegrina Benigno Ardanaz.
Detalló que un año antes del golpe de Estado, Remus Tetu trajo gente a la región "como ejecutores" de las órdenes de la Triple A, que las armas estaban en la sede universitaria, que el grupo vivía arriba de un cabaret en el bajo neuquino y que supo que en las reuniones "se planificaba volar el 'Río Negro', el juzgado federal y Libracos".
Sostuvo que las bombas que colocaron en los atentados explosivos "eran profesionales" aunque se armaban de forma casera, y que descubrió la maniobra porque utilizaron en los atentados el auto del rector, en los que un mecánico detectó balazos.
Los atentados ocurrieron antes del golpe en la capital neuquina, y en el caso de la agencia Neuquén del diario 'Río Negro', se detuvo por los disparos a José Luis Cáceres, policía rionegrino al mando de Ardanaz, que siempre responsabilizó por estos hechos al civil de inteligencia Raúl Guglielminetti.
Casal dijo que era el segundo jefe de policía neuquino y que fue convocado a una de las reuniones secretas que se realizaban en una casa que pertenecería a la Side en calle Ministro González, frente al local de la Uocra, en la capital. Allí citaron a los jefes de diferentes fuerzas con la finalidad de lograr impunidad para el grupo "ejecutor" de los atentados. El comisario neuquino dijo que se negó a esos procedimientos.
Describió cómo se dio cuenta de que en el "operativo Sapere" donde se detuvo a más de 30 personas –tres de ellas sigue desaparecidas luego de haber estado un año detenidas–, se habían "plantado" las armas, los explosivos de trotyl y "la propaganda subversiva" que se secuestró en el operativo en el que estaban presentes los jueces.
La querella del Ceprodh consideró que Casal podría ser cómplice y solicitó que su testimonio fuera remitido a instrucción para que se lo investigue.
Casal volvió a describir un atroz episodio que ubicó antes de que se retirara (en noviembre de 1976): fue testigo de cómo en la puertas de la jefatura, un Falcon verde arrojó a la calle a una mujer desnuda, con la mandíbula destrozada, más de 35 marcas de picana, con sus senos y genitales deformados por las vejaciones.
Según lo que pudo conocer, la víctima había sido traída desde Comodoro Rivadavia, había sido torturada en la zona y luego de ser asistida por el médico policial, fue trasladada a Buenos Aires por el Ejército, describió.