Alejando de su mejor versión, pero apoyado en la ventaja que marcó en la serie que se puso en marcha en el Monumental, River perdió en La Bombonera ante Boca 1 a 0, pero igual se metió en la final de la Libertadores que hoy define a su rival entre Flamengo y Gremio de Brasil.
En partidos tan emocionales, nadie pudo haberse sorprendido con el trámite de la primera mitad. Un Boca urgido que buscó asfixiar a su rival, pero sin la lucidez necesaria como para evitar el pelotazo largo para Ramón Ábila que finalmente fue titular y fue reemplazado.
River pecó en ceder tantas infracciones desde los laterales para que Alexis Mac Allister llene su área de pelotas cruzadas, siempre peligrosas para la visita.
Fueron cuatro en el primer tiempo y en todas ganó el Xeneize. En una de ellas fue gol, pero fue anulado por mano. Emmanuel Mas se impuso, la pelota al bajar rebotó en Agustín Almendra y el remate de Eduardo Salvio que sacudió la red ya no tenía validez a los 21 minutos.
A los 24, Rafael Santo Borré burló la marca de Más, sacó el centro desde la derecha que confundió a Esteban Andrada en la salida y el cabezazo de Exequiel Palacios fue desviado.
La más clara, que le hubiera dado más aire a Boca, cayó a los 41 en un tiro de esquina desde la derecha de Mac Allister que ganaron los centrales locales y en el cabezazo de pique al piso Enzo Romero casi la mete en contra, lo salvó Franco Armani a puro reflejo.
La emoción final
En el comienzo del complemento, Buffarini envió un gran centro para Ábila que falló en el control y le dio tiempo a la marca de Pinola.
Fue sólo una ilusión porque sólo la pelota parada, los centros al área de River eran lo más peligroso que podía proponer Boca.
A favor del Xeneize, reducir ofensivamente al rival por el gran trabajo de los centrales Lisandro López y Carlos Izquierdoz.
Cuando se puso en campo todo lo quedaba en ofensiva llegó la apertura del marcador. Enésimo tiro libre desde la derecha, López ganó en las alturas, Mauro Zárate que fue uno de los relevos pifió y Jan Hurtado, el otro cambio de la noche la terminó empujando al fondo del arco para el dueño de casa.
Quedaban diez minutos y La Bombonera se cargó de dramatismo y muchos nervios.
Los de Gallardo se aferraron a la derrota mínima que los clasificaba y los de Alfaro continuaron con las mismas carencias hasta quedar sentenciados a otro revés que traerá consecuencias en su mundo.