Jorge tenía un empresa constructora y el 31 de enero de 1977 fue “chupado” en una de sus obras. Al día de hoy continúa desaparecido. Por su desaparición declararon seis testigos: Edgardo Vallejo (retirado de la policía provincial de Neuquén) Blanca Domínguez (su hermana) Alberto Cotro (primo de Domínguez y retirado de la policía provincial), Raúl Oscar Martín (ex dibujante del estudio de Domínguez y ex miembro de Inteligencia del Ejercito), Carlos Ponfirio (ex socio de Domínguez) y Antonio Britos (capataz de la obra de la que se llevaron a Domínguez).
“Le preguntaron a la gente que estaba abajo por Domínguez y ahí subieron a buscarlo”
En el momento de su detención Domínguez se encontraba con Antonio Britos, el capataz de la obra ubicada en calle Chrestía, entre Belgrano y Elordi. “Domínguez armaba los proyectos y yo hacía la parte de construcción”, explicó el testigo cuando le preguntaron sobre su relación laboral, y agregó “le preguntaron a la gente que estaba abajo por Domínguez y ahí subieron a buscarlo, nosotros estábamos haciendo medidas en el primer piso y cuando íbamos bajando lo agarraron entre dos personas y se lo llevaron a fuerza para un auto”. Britos recordó que el episodio fue aproximadamente a las dos de la tarde.
“Jorge estaba nervioso, creía que la policía lo estaba siguiendo”
Afirmó Carlos Porfirio, quien compartía el estudio con Jorge Domínguez aunque no trabajaba para él. Los empleados de Domínguez eran Ceballos, Raúl Martín y Oscar Ragni (este último solo trabajaba en el estudio durante el receso de verano). En su testimonio Porfirio contó que Domínguez estuvo en su casa el día previo a ser detenido. “Jorge estaba nervioso, creía que la policía lo estaba siguiendo”, recordó. También dijo que estaba afiliado al Partido Intransigente, que era amigo del doctor Salto y que fue parte de la resistencia en el “Cipolletazo”.
Además comentó que antes de la desaparición de Oscar Ragni (23 de diciembre de 1976) llegó al estudio y estaba la luz apagada y ahí estaba Ceballos con otras dos personas “uno se fue y me dijo que eran los federales y lo buscaban a Ragni”, dijo. Una de esas personas lo esperaba afuera en un Falcon y cuando se acercó le dijo que Oscar (Ragni) era un bueno chico, a esto le respondieron “vos moozarella, sino querés sufrir las consecuencias”. Después él y Ceballos fueron citados para ser interrogados. “Me preguntaban los nombres de los compañeros de Oscar Ragni y yo no sabía” y agregó “también me preguntaron por qué no había ido Domínguez, y yo respondí porque no lo habían citado”. “Terminé cerrando el estudio por miedo” sentenció.
“Por lo que me decís tu primo está ahí y es muy buen pibe”
Son las palabras que Cotro recuerda de la charla que alguna vez tuvo con un Jefe Superior del Ejército. Cotro es primo de Jorge Domínguez y está retirado de la policía provincial. Cuando desapareció Jorge él estaba prestando servicio en El Chocón y recordó que periódicamente llegaban al lugar grupos de militares y vehículos de gendarmería. Una vez le preguntó a un jefe superior de dónde venían, éste le respondió “nos trajeron a Neuquén” y también le dijo que era músico y tocaba en la banda. Se animó a preguntarle por Jorge, porque él creía que podría estar en el batallón y cuando lo describió físicamente el jefe superior le dijo “por lo que me decís tu primo está ahí y es muy buen pibe”. Comentó que enseguida habló con Andrés, el hermano de Jorge, y le dijo que Jorge estaba en Neuquén, que vaya a preguntar; y que si tenía que decir que él (Cotro) le había pasado el dato que lo dijera, total “ya estaba en el baile y tenía que bailar”. Desde la querella le preguntaron a qué hacía alusión con esa frase y dijo que era miedo de que tomaran represalias contra él, pero que lo hizo porque era su sangre.
“Domínguez nunca tuvo problemas políticos”
Uno de los dibujantes de la empresa fue Raúl Oscar Martín, quién además era personal civil de inteligencia del Ejército. En su declaración Martín aseguró que Jorge Domínguez sabía que él cumplía funciones en el Ejército, y que éste lo mandó a llamar para ofrecerle trabajo porque necesitaba plata. También dijo que le sorprendió el secuestro porque “Domínguez nunca tuvo problemas políticos” y que se enteró de su desaparición cuando fue a trabajar y encontró el local vacío.
Sobre las tareas que desarrollaba su sector dentro del Ejército explicó que a diario se realizaba un “informe de prensa” donde se analizaban las publicaciones de cada medio, además de informes del exterior y del interior. El primero era específicamente de Chile, una revisión de los medios y los movimientos de tropas, jefaturas de nombramiento, avances en el territorio y sobretodo en la 7ma Región, donde se encontraba el “potencial enemigo”. Los informes del interior eran de carácter local y regional. El testigo definió “era la actividad política sobre la evolución del proceso en la provincia”, se otorgaban informes de situaciones gremiales y de movimientos políticos que estaban prohibidos en la época.
Además habían personas que participaban de reuniones de la Comunidad de Inteligencia. Era una reunión mensual en la que estaban presentes Oscar Reinhold, Rozar, Sosa, Molina Ezcurra, San Martín, Quiñones, Olea y representantes y oficiales de la gendarmería, policía federal y policía provincial. Martín afirmó que la información que recibían provenía de “colaboradores”, que eran gente común y miembros de la policía de Neuquén, y que esa información era la base para la elaboración de ficheros. Además reconoció la existencia de un cuadro secreto denominado “Grupo Calle”, integrado por informantes que actuaban de manera solapada y encubierta.
“El ejercito me usó para llegar a ese hombre”
Fueron las palabras de Edgardo Vallejo, ex Comisario de la Policía de Neuquén. En el año 1977 trabajó en el Departamento de Informaciones bajo el cargo de Oficial Subalterno. Cuando tuvo que describir las tareas que realizaba dijo que eran tareas administrativas y “evacuar pedidos de antecedentes de personas”. Conoció a Jorge Domínguez y tenía buena relación con su familia. Al comienzo de su declaración dijo “si hay algo por lo que vengo es para esclarecer mi situación respecto a la desaparición de Jorge Domínguez”.
Vallejo aseguró: “se me quiso involucrar en una situación dudosa” y sostuvo que fue una suerte de “ajuste de cuentas” por parte del imputado Guglielminetti. El declarante calificó a Guglielminetti como un “supuesto periodista” de LU5 y contó que este tenía libre ingreso a las oficinas de las máximas autoridades. Sobre el presunto “ajuste de cuentas” recordó un episodio en el que Guglielminetti le dijo “que meta en cana a una prostituta que iba por la Avenida Argentina”, él no le hizo caso y se fue a su trabajo, prosiguió “al día siguiente una mujer hizo una denuncia por violación y cuando dio las características del auto en el que la había trasladado su agresor, era el auto de Gluglielminetti”. “Ahí lo denuncié y él estuvo preso”, finalizó.
Después le pidieron que cite a Domínguez, aunque no recuerda quién, porque “si lo llamaba él seguro iba”. Le pidieron que investigara de qué trabajaba y dónde vivía. El testigo contó que cuando Domínguez se presentó estuvo sentado pocos minutos y enseguida le indicaron que interrumpa el interrogatorio porque ya no era necesario. Sin embargo a los pocos días a Jorge Domínguez lo “chuparon”, esa era la expresión que se les otorgaba a los detenidos ilegalmente. “Devolveme a mi hermano Vallejito” recuerda que le dijo una vez el hermano de Jorge. Vallejo comentó que “en los pasillos se decía que había sido Guglielminetti” y agregó “el Ejercito me usó para llegar a ese hombre, es decir el presunto captor sería yo”. También afirmó que tomó conocimiento de la desaparición de Domínguez varios días después y que desconoce información sobre ese operativo.
“Pensé que si yo me metía en la policía nunca me iban a meter presa”
Así lo afirmó, entre llantos, Blanca Domínguez, la hermana de Jorge. Blanca vivía en en Trelew y no sabe si su hermano militaba en alguna organización específica. Cuando se enteró del secuestro, viajó enseguida y con tristeza recordó cómo eran tratados los familiares de desaparecidos “ los familiares de los desaparecidos éramos despreciados, mal vistos” dijo.
Al llegar a la casa de su madre no pudo entrar porque tuvo miedo. A pesar de que a Jorge se lo llevaron de una de sus obras, un grupo de tareas invadió su casa y recordó “todo lo que pasó en mi casa me lo cuentan, yo no lo ví, pero se llevaron muchas cosas, muchos libros”. “En el barrio nadie sabía nada y en ese momento mi mamá no estaba en mi casa” agregó. Nunca hizo la denuncia ni se acercó a algún organismo de Derechos Humanos, solamente presentó un hábeas corpus en el Obispado pero luego se volvió a Trelew y no siguió insistiendo.
Cuando le preguntaron cómo siguió la vida después de la desaparición de Jorge dijo: “la vida fue lamentable” y sentenció “que no estuviera Jorge me cambió la vida, pensé que si yo me metía en la policía nunca me iban a meter presa”. Finalmente agregó “mi hermano fue grande, lamentablemente nunca supe si murió, ni quién lo mató y por qué”.
Fuente: www.8300.com.ar