Lejos ya de aquellos Labruna,
Carrizo y cuanto héroe deportivo de aquella
casta de deportistas nutridos de pasión, estaban además , nutridos del
sentimiento primario de la solidaridad, la apatía ante la violencia, y el sentir salir a caminar y ser respetados más allá del color de camiseta, mas allá de ser
jugador, ser respetado como hombre de la sociedad, si se pierde el respeto se
perderá todo, ya que el respeto es en su
esencia, reconocimiento, y el reconocimiento tiene como base del respeto , sin
este esencial condimento, tanto deportistas como sociedad, caerá simplemente en la anarquía, en el
desdoblamiento de poderes, en la necesidad primaria a esa altura de superponer
la violencia por sobre las convicciones.
La carga que llevará
el equipo de a Rivera, desde lo moral, tendrá en como tiempo de
vencimiento, otro superclásico, las reprimendas de la organización que entiende
legalmente en lo disciplinario, son meros retos por haber roto el vidrio de la
vecina con la pelota en el barrio.
Asistimos a la decadencia del deportes más amado querido y
practicado del planeta, aquí en la argentina , cuna de los mejores del mundo, vemos
desfallecer todo entorno, respeto y solidaridad, son palabras olvidadas en estos
días de decadencia de valores, vaya Dios a saber cuánto le queda a este fútbol ,
que empezará de apoco a matar jugadores en las canchas y que la pena será solo
una fecha de la sudamericana , y una fecha del torneo local, o quizá una roja a
un plateista con 2 fechas de suspensión de asistencia a la cancha, solo eso
falta.